Ya estoy cansado, aburrido y decepcionado de los políticos. Porque son los mismos de siempre, con sus formas de siempre; solo con colores distintos. Hay unos más malos que otros (ojalá se pudiera decir que este es más o menos mejor que aquel) son los mismos de siempre, los que siempre le echan la culpa al otro, o a los otros de los desastres, de la corrupción, de los atropellos. Todos lo hacen de una u otra forma. Los que no nos golpean con la mano, lo hacen con los pies. Llega un momento en la vida de un ciudadano, donde le vale más lo que se hace por él o por el pueblo, que quienes son los que están en el gobierno de turno. Donde ya no nos importan los discursos vastos, impregnados de heroicas suposiciones. Porque lo que queremos son hechos, queremos seguridad, poder salir a dar un paseo a pié con nuestros hijos, sin que por suerte solo nos asalten. Que mis derechos legales y constitucionales no sean vulnerados una y otra vez, haciéndome sentir arrinconado y sin protección.